Actividades de preparación para la vida para niños especiales
Escrito por Rebecca Deluccia-Reinstein | Traducido por Carlos Alberto Feruglio
Las actividades de preparación para la vida enseñan a los niños con necesidades especiales cómo cuidar de sí mismos. Las habilidades básicas, como cepillarse los dientes, vestirse y desvestirse, lavarse las manos y la cara, y usar el baño, son todos logros para los niños con estas necesidades. El éxito en enseñarles las actividades de la vida diaria dependen en gran medida de la repetición y el desglose de cada tarea en sus etapas más simples.
Pasos sencillos
Lo que puede parecer como una segunda naturaleza para la mayoría de la gente en realidad es bastante difícil para los niños con necesidades especiales. Las actividades más básicas tienen que ser divididas en tareas muy fáciles de entender que sean sencillas y directas. Al eliminar el supuesto de que el niño puede comprender más de una etapa a la vez, se vuelve mucho más fácil enseñarle cómo cuidar de sí mismo. En el inicio de un proceso, piensa en la primera etapa para ser completada y comienza por ahí. Por ejemplo, para cepillarse los dientes, alcanzar el cepillo de dientes y sacarlo de su soporte es el primer paso que hay que dominar. Cuando el niño va a su cepillo de dientes sin la indicación de un adulto, es el momento de pasar a la siguiente etapa, que puede ser tomar la parte superior del cepillo de dientes. Para desvestirse, la primera etapa puede ser sacarse los zapatos. Después que el niño se los quite con una orden verbal simple, es el momento de añadir el siguiente paso, que puede ser quitarse los calcetines. El elogio verbal ayuda a estimular y motivar. Cuando un niño con necesidades especiales presiente qué tan difícil es una tarea, puede tratar de resistirse y hacer que el adulto la realice por él. Al pedirle que complete sólo una pequeña parte de la actividad, reduces la probabilidad de resistencia y aumenta las posibilidades de éxito.
Si bien es importante mantener una conducta a la hora de la enseñanza y la paciencia como herramienta fundamental, es a través del juego la mejor manera de que el niño adquiera el hábito.